La trayectoria de nuestro continente es la de la pluralidad y el conflicto entre Estados que, a través de las instituciones, han creado una identidad que hace que un viajero por el continente descubra pautas comunes en la estructura de los edificios, los sentimientos de la literatura y las instituciones políticas y sociales.
Además, la posterior expansión europea, a partir del siglo XVI, llevó esas instituciones y valores a los últimos rincones de la tierra, convirtiendo lo local en universal. Todo ello ha creado un legado único del que se ocupa este libro.
En definitiva, estamos ante una obra que nos ofrece una magistral síntesis de miles de años en pocos cientos de páginas, una tarea que solo está al alcance de aquellos que, como Miguel Artola, han sabido destilar su conocimiento tras décadas de estudio y análisis.