Ha sido institución que ha despertado pasiones y polémicas entre los liberales, a favor los exaltados y progresistas, en contra moderados y doctrinarios.
Ya en los debates de prensa, entre El Eco del Comercio, liberal, progresista, y los gubernamentales La abeja y El Compilador durante la época del Estatuto Real (26-Y-1835) escribía el primero: "Decir que el jurado no conviene porque es institución nueva, es decir también que no se debe variar el actual sistema de administrar justicia porque tiene a su favor la costumbre".
"Al hablar del jurado se ha dicho que no conviene a la nación española. Lo mismo se ha dicho siempre que no se ha querido conceder alguna cosa. Y con el propio argumento se ha tratado muchos años de probarnos que no nos convenía sino el despotismo".
Esta controversia ha presidido tanto la regulación jurídica como la práctica procesal de la institución a lo largo de la Historia de España.
El modelo participativo de la Constitución española de 1978 tiene también su reflejo en la participación ciudadana en la administración de justicia mediante el jurado en su artículo 125.
Ahora bien, el parón participativo de la evolución constitucional también ha retrasado casi 20 años el desarrollo legislativo de la institución que ahora inicia su andadura, en un contexto socio-histórico tal vez no el más idóneo, pero cuyas potenciales de crecimiento y arraigo hay que impulsar desde esa esperanza en la conciencia crítica de los ciudadanos.
Maria Luisa Culebras ha realizado un valioso resumen de esa evolución y aborda la situación actual de vigencia en donde se plantean numerosos problemas procesales y prácticos que analiza con criterio propio, desde su propia experiencia profesional.
En medio de una Universidad enfermiza, donde tantos actos académico encuentran, a duras penas, procesos de retroadministración burocrática de una investigación bastante inútil, y solo autojustificativa, resulta esperanzador y refrescante que un profesional de prestigio, ajena al mundo administrativo universitario, haya querido aportar su propio análisis contrastado posiblemente por experiencias mas vivas y auténticas.
Sus veinte años de ejercicio profesional como abogado, y los últimos años como juez, le otorgan una atalaya de especial relieve para estas obsevaciones, y los cauces de salida de tantos laberintos procesales. Ahora bien, el análisis tampoco parte de la pura asepsia profesional, o de una neutralidad técnica, tantas veces sospechosa, Mª Luisa Culebras fue una de las promotoras de la Asociación ProJurado, constituida poco después de promulgarse la Constitución.
En ella ha participado desde entonces, -y ocupa una de las Vicepresidencias- y de forma activa a favor del definitivo establecimiento del jurado. Sus críticas a la actual regulación legal se hacen desde un compromiso ideológico, a favor de esta añeja institución jurídica de participación ciudadana.
Antonio Colomer Viadel
Doctor en Derecho
Titular de Derecho Constitucional
de la Universidad de Valencia
PVP (En papel)