Estamos en 1936, tiempo de agitación artística y política. El fascismo cada vez tiene más fuerza en Europa. En España, la guerra civil está a punto de estallar. Jonás deja Madrid y viaja a Cadaqués (Girona) en busca de un lugar tranquilo, pero un ambiente de misterio envuelve el pequeño pueblo pesquero. Sus habitantes están atemorizados por el pintor que vive en la playa de Port Lligat. Salvador Deseo, el pintor surrealista catalán, atraviesa su etapa creativa más excéntrica y genial. Necesita de la tierra de Cap de Creus para pintar. Y según descubrirá Jonás en los días que pasará en su casa, también necesita de sus gentes para dar forma a sus pesadillas...
Con ciertos paralelismos en la trama en homenaje al Drácula de Bram Stoker, Paco Roca persigue sembrar cierta inquietud en el lector con este trabajo: El terror es muy difícil de hacer en un cómic, sin embargo hay una historieta, La caída de la Casa Usher, la adaptación de Richard Corben del célebre relato de Poe, que le dejó profundamente impactado; Roca se propuso como reto, no tanto producir miedo, sino conseguir al menos esa inquietud que Corben transmitía, según apunta a Koldo Azpitarte en Senderos (Laukatu, 2009), el completo libro sobre la trayectoria del autor valenciano.