Del prólogo de Juanma Lillo
Las explicaciones de Óscar Cano nos permiten comprender las causas profundas que discurren por debajo del río. Nosotros solo vemos la superficie. El juego posicional, el balón que circula con velocidad, las finalizaciones de
Messi. Pero no acertamos a entender qué fuerzas se unen para alcanzar esos objetivos, ni qué pensamientos se generan entre futbolistas próximos para desarrollar semejante movimiento. ¿Entrenaron ese pensamiento? ¿Pensó alguna vez Messi de antemano lo que iba a hacer? Tendemos a responder afi rmativamente,
con toda probabilidad porque jamás hemos hecho ni haremos- nada parecido a lo que estos jugadores interpretan sobre el césped. De ahí que busquemos explicaciones sofi sticadas y, sobre todo, preestablecidas a jugadas
que no sabemos ni describir, pero la realidad es más simple: estos futbolistas son muy buenos, como se ha hartado de decir Guardiola sin que casi nadie le escuchara.
Del prólogo de Martí Perarnau