Gracias a la ayuda de Dickon, el niño que sabe hablar con los animales, y de Colin aprenderá otra manera de relacionarse y a disfrutar del contacto con la naturaleza.
Este libro ha perdurado a lo largo de generaciones de lectores y sigue siendo un fascinante clásico por su temática, su argumento, sus personajes, su estilo sencillo y elegante y su calidad literaria. La simbología del jardín, el tono mágico de cuento de hadas y la forma en que todo esto refleja la necesidad humana de compañerismo, junto a la importancia de permitir que los niños tengan tiempo para ser niños, hace de esta historia una lectura imprescindible para lectores de todas las edades.