Ante tanto horror deshumanizante que los grandes desafíos de la sociedad actual y la convivencia entre diferentes nos hace experimentar, como si no existiese un ápice de esperanza en la propia condición humana, este texto interfiere directa y positivamente en nuestro estado de ánimo, afirmando que en cada uno de nosotros y de nosotras, tenemos biológicamente instaurado el ?instinto? humano del cuidado de la prole. Si en el origen de la humanidad radica ?el cuidado de la especie?, potenciar incondicionalmente este precioso ?instinto? es la real tarea pendiente, cuyas consecuencias no serían otras que la tan deseada estabilidad del psiquismo humano. Necesitamos urgentemente ganar la batalla a la auto-destrucción.