Argumento de El Hombre Desechable: Ensayo sobre las Formas del Exterminismo y la Violencia Extrema
Encuadernación: Rústica
La época moderna, que comenzó con las revoluciones industriales y la universalización del asalariado, engendró nuevas formas de violencia. Paralelamente a las formas clásicas del enfrentamiento, de la guerra, de la masacre, aparecieron violencias estructurales ligadas a la reorganización económica y política de la vida de los seres humanos.
Se pone de manifiesto un movimiento de exterminismo generalizado, que instrumentaliza e institucionaliza las catástrofes naturales, y que organiza la utilización y el consumo integral de las fuerzas de trabajo, la ejecución de poblaciones enteras. Los exterminios de los armenios, de los judíos, de los gitanos, y la perspectiva de una autodestrucción de la humanidad (con Hiroshima, el desarrollo de armas químicas y los ataques irreversibles asestados a la biosfera) aparecen así como síntomas mayores del siglo XX que ninguna reflexión filosófica debería desdeñar.
En adelante, la violencia ya no se interesa solamente en los comportamiento de los seres o en sus representaciones, sino en su estatuto mismo de seres vivientes, en su simple presencia. Así, ya no se trata simplemente de cinismo y de ausencia de preocupaciones del porvenir por parte de los poderes: estas formas nuevas de violencia acarrean una cosificación sistematica de los seres. La violencia moderna es una violencia naturalizada, vuelta irrepresentable, reducida a una simple gestión. El ser humano no es ya solamente superfluo o supernumerario. Confrontando por primera vez en la historia con la transposición en el campo político de lo irrepresentable de lo real, con formas de violencias que intentan imponerse como la expresión de una naturaleza ineluctable, se ha vuelto desechable.1