Un viaje fantástico, a través de los últimos doscientos años, que entre otras cosas nos muestra como se vivía en España no hace tanto tiempo. La historia, llena de dramatismo y ternura, atrapa al lector desde la primera página.
Cuanto más hablaba con Adrián, más confusa estaba. Por un lado, hablaba como si fuera una persona viejísima, como si su existencia se remontara a cien años atrás. Por otro lado, tenía una conversación y unas expresiones tan actuales como su aspecto. Pero no aparentaba más de cuarenta y cinco años.