Con un lenguaje de gran intensidad poética, Dante Bertini nos cuenta la historia de una mujer que se encamina al encuentro de sí misma. Liberada ya de presiones familiares, tutelas, servidumbres económicas y, aparentemente, también de comprometedores lazos amorosos, siente que le falta no obstante dar un paso más radical hacia el conocimiento de su más recóndita identidad : el lento, lúcido, voluntario aprendizaje de los inconfesados, dolorosos placeres de la rendición sexual, más allá de todo límite considerado tolerable. Bertini consigue conducirnos hasta la sutiles, equívocas y siempre espinosas fronteras entre sexo e identidad, hasta ese punto en el que se confunden los géneros, y se nos revela la naturaleza andrógina del ser.
La firme progresión de la tensión erótica que, de una manera casi obsesiva, va apoderándose de la vida de Ella con El, su vecino del piso de arriba, y la relación cada vez más perversa que irá estableciéndose entre los dos y la esposa de éste, no pueden sino llevar al lector hacia la culminación de una situación absolutamente ambigua, que tanto podrá ser castigo como placer, estigma como revelación, humillación como redención.