Trent Sinclair no era la clase de hombre que perdonara fácilmente. Desde luego, no había perdonado a Bryn Matthews por sus mentiras. El ejecutivo le había dado la espalda, aunque sin conseguir olvidarla, cuando ella aseguró que era su hermano quien la había dejado embarazada. Pero ahora que su hermano había muerto, Bryn había regresado con un hijo que, evidentemente, era un Sinclair, y Trent se sintió incapaz de ignorar la atracción que siempre había habido entre los dos.