Una tarde lluviosa, Laura Schroff pasó junto a un niño que mendigaba en una esquina de Nueva York. Siguió caminando, pero algo la hizo detenerse y volver sobre sus pasos. Tras cambiar algunas palabras con el niño, lo invitó a comer en un McDonalds. Continuó invitándolo durante los cuatro años siguientes. Con el tiemp o, las vidas de ambos cambiaron, pero siguieron en contacto. Casi treinta años después, aquel niño, Maurice, está casado y tiene una familia propia. Ahora trabaja para cambiar las vidas de otros niños desvalidos como él.