A partir de aquella noche el mundo cambiaría por completo, así lo había decidido. Ya no cabría la injusticia, la impunidad y la depravación, que durante largo tiempo habían estado ligadas al género humano. Obligaría a la sociedad a recobrar el rumbo que la democracia le había hecho perder y, para ello, solo le quedaba una alternativa: reinventar el terrorismo revolucionario. ¿Qué ocurriría si la indignación tornase en violencia?