El autor examina el paradigma político de lo democrático, que describe como un sistema complejo, valiente e ingenioso en el que una serie de propósitos irrealizables pero cargados de una especie de magia dan lugar a un delicado equilibrio. Estas ficciones, numerosas y entrelazadas, conforman un marco conceptual de complejidad impresionante que se mantiene en pie por obra de un hechizo.
Se analiza los distintos componentes de la democracia y demuestra la fragilidad de un sistema basado en metas inalcanzables pero necesarias, que compara con un mikado en el que la menor sacudida puede deshacerlo todo. El autor defiende la existencia de esas metas, sin las cuales, entre otros muchos peligros, caeríamos en la apatía, la desconfianza, la caída de la inversión y el ausentismo electoral.