Imagina una débil e imperceptible lluvia tapizando las calles de Brooklyn. Imagina que es tu día libre, el primer día de tu jubilación, un día normal o uno que preferirás no haber descorchado. Imagina que eres policía, un culturista, una primera victima; que conduces una ambulancia, que eres camarera, un inspector de homicidios, un medico forense, un universitario, un vagabundo o un complicado drogadicto. Imagina que te atropellan porque tus piernas te alejan del silbido de alguna bala, que tu único alivio es matar a un inocente, o que las respuestas que buscas están dentro del cuerpo que vas a serrar. Estas enmanillado, encerrado, golpeado, drogado, feliz, triste e indignado. Imagina que estás leyendo una novela tan pegadiza como un chicle en la boca de un rottweiler. Bienvenido al Gran Dominó, el libro que nunca podrás imaginar.