Argumento de El Grafógrafo
Renovador fundamental de la narrativa contemporánea, Salvador Elizondo ha creado a lo largo de sus obras un universo de escritura propio donde e lenguaje se subvierte a sí mismo. La suya es una sola senda de herrajes mallarmeanos que, con variadas formas y técnicas narrativas, indaga a través de 'imago' y metáfora la esencia oculta de las historias, la realidad contradictoria. Mirada interior, la prosa de Elizondo alude a una vocación filosófica que trasciende toda convención literaria y cuestiona toda premisa.
Elizondo escribe y es escrito en una relación interminable. Con la escritura como única evidencia de su pensamiento, 'El grafógrafo' crea un mundo nuevo con las palabras: transforma su sentido y altera su significado. Así bajo su pluma heurística el lenguaje adquiere una vida propia. En ella practica el ritual de la digresión constante y "explora la amplitud del movimiento pendular de la imaginación", para delinear con poética y precisa imprecisión. El futuro es ahora y el presente no existe: sólo es posible la deconstrucción, su discurso, el acto de la escritura, que restituye a los fenómenos de la existencia su cualidad enigmática, no sin ironía.0No posee