El Golem se erige como una figura de doble significado: por una parte representa el lado oscuro del protagonista, Athanasius Pernath; por otra, la conciencia colectiva del barrio judío, que anuncia la guerra y la destrucción. La novela aparece envuelta en una atmósfera onírica y angustiosa, donde se mezclan lo visible y lo invisible, el sueño y la realidad, a través de la cual Pernath se esfuerza por superar las esferas materiales para alcanzar el reino espiritual. El resultado es una obra fascinante de una confusión caótica, en la que confluyen el ocultismo y la Cábala con fantasías de salvación mesiánica cuyo final sólo puede sorprender la imaginación del lector.