En su primer libro, el autor chileno Marcelo Lillo ofrece doce relatos marcados por un tono de desgarro y existencia agridulce, y que recuerda el tono de los mejores cuentos de Raymond Carver o de Rubem Fonseca. Un escritor edita sus propios libros y recorre el país vendiendo los ejemplares de puerta en puerta; un matrimonio asiste a la agonía, fallecimiento y entierro de la madre del marido, mientras la vida transcurre viendo la tele; un hombre recuerda su triste infancia marcada por la presencia esporádica de una tía alegre... Vidas mediocres y recuerdos mediocres que destilan una melancolía en la que no deja de estar presente la nostalgia de la felicidad.