Su vida literaria empezó cuando fue trasladado a la Facultad de Humanidades y recibió el beneficioso influjo de sus compañeros sensibles, expertos e implacables en la crítica en los jardines de las letras, y desde esos momentos claves aparecieron las siguientes obras: Novelas: El hombre de la maleta vacía, Dicen que llovía, No volveré (editada en España y en Argentina); obras de teatro: El vendedor de jabones, El destino de la sirvienta (es España y Estados Unidos); cuentos: Relatos en la Hispania; poesía: Catástrofe de palabras, La guadaña de oro, Jesús, Tú eres mi alegría.
El presente libro: El fin del señor Lucho, ha supuesto un auténtico desafío, por mantener la estructura de una novela en un relato corto, y por el ansia de dominar en todo momento la dimensión del tiempo, del destino, la fatalidad y el amor.