A partir de la estremecedora revelación que para él supuso la lectura de su expediente, Garton Ash, contrastando la información sobre Romeo con sus propios recuerdos, las anotaciones en su diario y las cartas que conserva, nos revela cuán distinta fue la realidad que él creyó vivir de la que la Stasi creó en torno a él. Parte, pues, en busca de aquellos que en el pasado él había considerado como sus amigos, pero que, en realidad no habían hecho más que vigilarle y delatarle, y consigue incluso entrevistarse con algunos de ellos. No le impulsa ni la ira ni la indignación: lo único que desea es comprender. Y concluye: «Lo que encuentras no es tanto maldad como debilidad humana: una vasta antología de debilidades humanas. Y, cuando hablas con los implicados, lo que descubres no es tanto una deliberada falta de honestidad como la capacidad infinita que tenemos todos para engañarnos a nosotros mismos».