El profesor José-Román Flecha conoce muy bien el carisma con el que Santa Juana Jugan enriqueció a la Iglesia y a la humanidad, por su cercanía humana y su servicio pastoral alas Hermanitas de los Pobres. Por la vida de ellas, por los frutos, ha conocido Flecha a la gran Fundadora, que supo encarnar en vida la sentencia de Jesús: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto. El amor a los más necesitados la llevó a inventar ese servicio a los ancianos sin techo ni cariño. La humildad la condujo a una vida humanamente sin sentido, fuertemente entroncada en la Cruz.