Ella era una mujer con ideas... y eso suponía un problema
James Garrow tenía que admitir que se sentía poderosamente atraído por Lady Susanna Childers. Cierto era que iban a casarse porque a ambos les convenía, no por amor. Pero cuanto más conocía a su futura esposa, más crecía su deseo...
Allí estaba por fin Susanna, en las Highlands escocesas, muy lejos de la sofisticación de Londres; aun así había prometido sacar el mayor provecho posible al trato que había sellado con el enigmático terrateniente que estaba a punto de convertirse en su esposo. Él ya le había salvado la vida una vez y volvería a hacerlo de nuevo si fuera necesario. Así que el amor no importaba... ¿o sí?