Un lugar exótico y un tiempo indeterminado pueden servir de excusa para hacer una condena razonada del trasvase del Ebro, y son un adecuado escenario para dos historias que se entrecruzan y que, en definitiva, condenan con crudeza el lado tiránico del poder y ensalzan el valor y la dignidad de la mujer, en este caso en un país árabe, aunque esta situación puede extrapolarse a cualquier otro rincón del planeta.