Argumento de El Ecosistema del Libro Electrónico Universitario
Encudernación: Rústica
Colección: Biblioteca de Pensamiento & Sociedad
En noviembre de 2004, la AAUP (American Association of University Professors) publicó el informe «Academic Freedom and Electronic Communications» (http:// /file/electronic-communications.pdf).
En ese informe se afirmaba que el medio electrónico debería garantizar la pervivencia de los mismos principios que habían sido consustanciales con el quehacer científico durante épocas precedentes, pero aprovechando las nuevas oportunidades que implicaban los nuevos sistemas de comunicación. Desde entonces las circunstancias en las que se desarrolla la comunicación científica han cambiado radicalmente, a pesar de que estamos hablando de poco menos de una década, obligando a la AAUP a publicar una revisión de ese primer informe (http:// /file/Academic%20Freedom%20 and%20Electronic%20Communications_0.pdf). La evolución de las tecnologías de la información, la transformación de los contextos jurídicos en que se desarrollan estas, la emergencia de nuevos géneros y plataformas de aprendizaje, el crecimiento exponencial de las redes sociales en el entorno de la investigación, etc., han provocado un cambio de escenario que incide directamente en todas las prácticas académicas. El informe de 2004 se centró en gran medida en las cuestiones relacionadas con el correo electrónico y la publicación de materiales en los sitios web, online bulletin boards, sistemas de gestión de aprendizaje, blogs y listas de correo. Desde entonces, los nuevos medios sociales, como Facebook, LinkedIn, Reddit, Tumblr y Twitter, han ampliado las posibilidades de intervención social, favoreciendo el intercambio y la descentralización de unos contenidos académicos regidos por los principios de la jerarquía y el canon.
Estos cambios, además, se han magnificado por la creciente proliferación de nuevos dispositivos de comunicación electrónicos, como teléfonos inteligentes y tabletas, cada vez más frecuentes en el entorno universitario, tanto por parte de los docentes como de los alumnos, lo que ha motivado que la información académica diversifique cada vez sus vías de difusión y acceso. Esto ha conducido a las instituciones a promover el desarrollo de políticas BYOD (bring-your-own-device). Al adoptar este tipo de filosofía, una institución puede afrontar mejor las necesidades surgidas al amparo de la aparición de sistemas de enseñanza y aprendizaje nuevos, favoreciendo no solo el aumento de la movilidad, sino también una mayor integración de su personal, y un incremento de los rendimientos en el trabajo y el estudio. Los usuarios han pasado a desempeñar un papel mucho más activo en la generación y difusión de los contenidos. El concepto de aula se ha ampliado considerablemente, rompiendo las fronteras de un espacio físico determinado, de tal manera que los escenarios se han ampliado a todo lugar donde el aprendizaje se produce.
Los cambios afectan a todos los eslabones del sistema de enseñanza-aprendizaje, que se ha visto obligado a modificar muchas de las premisas en las que se fundamentaba para adaptarse al nuevo contexto educativo. La universidad no solo no ha quedado al margen de todo este movimiento sino que lo ha liderado en muchos sentidos, ofreciendo prototipos educativos que responden a los nuevos modelos curriculares, fruto de una filosofía de prospección y adaptación permanente. En este contexto la publicación de los resultados de investigación, de materiales y recursos científicos de todo tipo, forma parte de las tareas y obligaciones que ha contraído la universidad con la sociedad y representa uno de los marcos donde la experimentación y la innovación han adquirido mayor consistencia. El binomio investigación-comunicación se ha visto reforzado por sistemas que han intensificado las posibilidades de viralización de los contenidos, de extensión de las comunidades científicas, de contraste con la crítica especializada, de promoción y socialización de los recursos, con un mayor nivel de visibilidad y de inmediatez.
Un contexto en el que el libro electrónico ha ido adquiriendo una importancia cada vez mayor, recuperando un papel que las limitaciones del entorno impreso le habían obligado a abandonar. Las demoras en la publicación, las limitaciones presupuestarias, las exigencias de inmediatez y actualización, lo habían ido relegando a los reductos de aquellas áreas en las que la investigación transitaba por cadencias temporales menos categóricas. La monografía científica, desde hace unos años, se estaba convirtiendo en un subproducto de las actividades de investigación circunscrito a las recopilaciones colectivas, a los homenajes y conmemoraciones o a los precipitados esporádicos y extemporáneos de una obra personal o comunitaria. La prevalencia del artículo científico sobre otras formas comunicativas había desencadenado una jerarquización documental asimilada implícitamente por todos los sectores implicados en el entorno académico, esto es, tanto por los investigadores como por los organismos encargados de su acreditación y certificación.
Con el libro electrónico se comienza a romper esta tendencia, y la aparición de modelos de publicación más operativos y adaptados a la dinámica científica, de sistemas y arquitecturas de la información más abiertas y competentes han dado lugar a desarrollos acordes con las necesidades que las diferentes áreas científicas tienen planteadas para la difusión de sus investigaciones.
El modelo de publicación en abierto cobra cada vez más importancia, son numerosas las instancias y organizaciones que apuestan por él con una voluntad decidida de desarrollo similar a la que viene afectando a las revistas científicas desde hace unos años. Las instituciones que se implican con el modelo de acceso abierto crecen de manera continuada. Una de las ultimas en sumarse ha sido la Unesco que en diciembre de 2013 anunció el acceso gratuito a través de internet a más de 300 libros y documentos bajo licencia Intergovernmental organizations (IGOs). Con ello la UNESCO busca contribuir a reducir la distancia entre países industrializados y aquellos que se encuentran en vías de desarrollo. Con este propósito, ha decidido ir más allá en lo que se refiere a compartir el conocimiento, promoviendo la Iniciativa de acceso abierto y adoptando una nueva Política para sus publicaciones (https://es.unesco.org/open-access/sites/open-access/files/oa_policy_rev2_2.pdf). El acceso abierto ofrece una entrada ilimitada a la información científica y hace posible que cualquier persona pueda utilizar la información digital sin restricciones. Gracias a este acceso, los costos elevados y los derechos de autor dejan de ser un obstáculo para la difusión de la información científica. Cualquier persona es libre de agregar información, modificar el contenido de un texto, traducir a otros idiomas o compartir la versión integral de una publicación digital. Además de esos 300 libros e informes de importancia de esa organización, los internautas podrán descargar gratuitamente otros «cientos de documentos y otros documentos» redactados en una docena de lenguas. La Unesco busca así avanzar en su objetivo de universalizar el conocimiento y la información. Esta iniciativa se une a otras muchas que comparten esta filosofía basada en el principio de la comunicación como objetivo prioritario de la publicación científica. La aparición de sistemas de referencia social como Mendeley, Research Gate, Academia Edu, Cieulike, de repositorios institucionales y de páginas personales de investigadores han posibilitado que esta aspiración vaya adquiriendo un rango de verosimilitud muy consolidado.
Pero las aspiraciones de los científicos e investigadores no siempre coinciden con las dinámicas del mercado y los modelos de negocio estatuidos por las plataformas de edición y agregación de contenidos, y una de las corporaciones editoriales más potentes en el ámbito académico reclamó en noviembre de 2013 la retirada masiva de todos aquellos contenidos comercializados y distribuidos bajo algunas de sus marcas, que los investigadores habían colocado en la red conculcando las cláusulas de los contratos firmados con la empresa para la publicación de los mismos. En julio de 2013 el Education Research Councils y la Comisión Europea manifestaron su propósito de favorecer el acceso abierto de todas las investigaciones que hayan sido financiadas con fondos públicos. Según Claudio Aspesi esto podría suponer una caída de la rentabilidad de Elsevier en torno a un 60%. Precisamente varios miles de investigadores firmaron un escrito contra el modelo de negocio de esta empresa con las bibliotecas, y en general contra las políticas de costes de la investigación en los canales privados (http:// thecostofknowledge.com/).
En abril de 2013 tres de los más reputados editores científicos, Oxford University Press, Cambridge University Press y Taylor & Francis, demandaron a la Universidad de Delhi por utilizar extractos de sus obras en los cursos que ofrecían a los alumnos. Y esto a pesar de que la ley india de derechos de autor contiene una excepción para el ejercicio educativo que permite esta práctica que, por otra parte, no afecta a los ingresos del editor, y de que treinta y tres de los autores teóricamente perjudicados han declarado públicamente que no quieren saber nada de la demanda, manifestándose expresamente en contra de ella.
Son ejemplos de una situación que ilustra perfectamente una de las disyuntivas en las que se encuentra la edición científica en general y los autores en particular. El problema de Elserviers es un problema relacionado con el libre acceso, pero también con el enfrentamiento entre modelos de negocio dispares. Por un lado, el de Elsevier que fuerza el cumplimento de sus contratos con los autores. Por otro, Academica Edu, una empresa con fines de lucro, que conoce bien cuáles son las prácticas desarrolladas en su entorno. Los autores se encuentran atrapados entre estas dos empresas con fines lucrativos, una un dinosaurio de la edición tratando de proteger sus márgenes de beneficio, la otra una iniciativa ágil e innovadora que intenta involucrarse de manera activa en las nuevas formas de comunicación académica. Ambas son una buena ilustración de las disfunciones inherentes al ecosistema de la edición científica.
Un ecosistema cambiante en el que las propuestas y modelos de negocio se van desplazando cada vez más hacia la socialización y la personalización. Personalización en el sentido de que los lectores pueden adaptar los textos a sus circunstancias particulares de lectura, gracias a la modularidad de las prestaciones que tanto dispositivos como aplicaciones poseen, pero también, en el entorno educativo, en el sentido de elaboración de textos adaptados a contextos muy precisos. En este sentido podemos apreciar que en estos últimos años mientras que el mercado global de los libros de texto de educación superior ha sido lento, las ventas de textos personalizados han estado creciendo a tasas de dos dígitos durante varios años. Según Outsell, el segmento global de este tipo de obras crecerá a una tasa anual del 14,7% hasta el 2015. En estos momentos son muchos los editores científicos que trabajan con este modelo o con otros similares, como el almacenamiento de obras completas, segmentadas y etiquetadas en repositorios de contenidos centralizados que los editores pueden actualizar permanentemente para su utilización en contextos de publicación diferenciados, adaptables y personalizables a cualquier tipo de cliente. La ventaja de estos sistemas es la capacidad de integración de todo tipo de contenido independientemente de la fuente de la que provenga, así como su gran capacidad de integración con redes sociales. Los sistemas de aprendizaje adaptativos proporcionan enfoques pedagógicos múltiples y trayectorias personalizadas para la práctica docente. Se trata de una tecnología que utiliza potentes algoritmos y software integrados que permite medir las habilidades cognitivas de los estudiantes, la competencia, la velocidad de aprendizaje y el nivel de retención con el fin de crear itinerarios de instrucción individualizados.
Kathleen Fitzpatrick (2011) señalaba que uno de los retos de la edición académica es el de adaptarse a estos cambios si no quiere entrar en la lógica de la obsolescencia planificada. En un contexto de reducción presupuestaria, de dificultades de publicación mediante los medios tradicionales, de la emergencia de nuevas formas de trabajo más colaborativas y sociales, la publicación académica solo se entiende en un entorno digital polivalente, en el que, como señala Esposito (2013), lo importante es la sostenibilidad, pero sobre todo el crecimiento. Y esto representa no pensar tanto en el mantenimiento del modelo actual, al que en cierto modo responde el concepto de sostenibilidad, sino vislumbrar cuáles serán los escenarios futuros, en términos de innovación, de descubrimiento de nuevas tendencias fundamentalmente.
La gran ironía de muchos de los sistemas de publicación académica, en la actualidad, radica en que sus tiempos se dividen cada vez más entre decisiones estrictamente editoriales, que aparentemente debe constituir su cometido principal y un sinfín de frentes provenientes del nuevo contexto tecnológico. Señala Esposito que, precisamente, el contexto organizacional y de negocios en el que se toman esas decisiones se han vuelto cada vez más complejo, y esa complejidad es probable que aumente aún más en los próximos años. Además, las innovaciones que pueden sostener y mejorar la estrategia editorial de cualquier empresa están, en su mayor parte, fuera del ámbito editorial, de tal manera que, hoy en día, centrarse casi exclusivamente en la toma de decisiones editoriales es una opción casi inexistente excepto para unos pocos editores privilegiados que pueden renunciar a los desafíos planteados por el nuevo ecosistema, bien porque cuenten con un modelo de negocio saneado (algo altamente improbable), bien porque hayan renunciado al desarrollo de un recorrido atravesado de incertidumbres, pero que inevitablemente los aboca al fracaso.
Pero el mundo de la edición científica está sometido a una trasformación global, y la intención de esta obra es detectar algunas de estas nuevas tendencias y servir de bitácora para aquellos editores que quieran encontrar vías de reflexión, de referencia y exploración para el apasionante mundo que se ha abierto con la edición digital en general y con los libros electrónicos en particular.
Salamanca, de diciembre de 20130