1. Amargarse la vida.
2. Descuidar el trabajo.
3. Utilizar Internet sólo para mirar el correo.
4. Comprar por impulso.
5. Comprar en el primer sitio que encontremos.
6. Tirar a la papelera los extractos bancarios sin leerlos.
7. Hablar con nuestro banco de año en año.
8. «Pasar» del ahorro.
9. Dejarse guiar por la «rumorología» o por «lo que hace la gente».
10. Realizar y contraer préstamos arriesgados.
Además, nos ofrece abundante información sobre la gran mayoría de las dificultades a las que se enfrentan nuestras economías domésticas y, sobre todo, aporta soluciones a los problemas más próximos: cómo actuar frente a desempleo o qué hacer si estamos atrapados en la hipoteca o en la Bolsa; y nos enseña a rentabilizar al máximo nuestro dinero.