El duque de Thanet la contrató como institutriz de su hijo de seis años, pero hay algo. distinto en el diabólico canalla que está hoy ante ella. Parece estudiarla con una intensidad que nunca había notado antes, y se muestra más encantador que la última vez que se vieron. ¿Siempre había tenido ese brillo seductor en sus oscuros ojos? Pero el duque tenía una reputación célebremente escandalosa, y Meriel no se permitiría sucumbir.
Hacerse pasar por el duque no estaba resultando tan sencillo como Richard ONeill había previsto. Cuando su hermanastro enfermo, el verdadero duque, le pidió que protegiera a su joven heredero de un ambicioso enemigo, Richard aceptó. Pero nunca pensó que se sentiría atraído por la inquisitiva institutriz, ni que cada momento en su intoxicante presencia le tentaría más allá de los dictámenes de la razón. Y bajar la guardia podría resultar peligroso. Especialmente para el corazón del propio Richard.
El duque de Thanet, Cecil, contrató una institutriz para que cuidara a su hijo de seis años cuya madre murió cuando él nació. El niño vive rodeado de sirvientes sin recibir la menor atención por parte de su padre puesto que éste vive en Londres.
El duque tiene un hermanastro, Richard, cinco años mayor que él con el que guarda un enorme parecido, motivo por el cual le solicita que se haga pasar por él y vigile a su hijo. Él no puede hacerlo porque está enfermo y tiene razones para pensar que un primo suyo -el siguiente después del niño en la línea de sucesión- quiere hacerse con el ducado una vez que él fallezca.
Físicamente son muy parecidos aunque su personalidad no puede ser más distinta.