La realidad se impone: la Iglesia de hoy, que vive en un contexto de pluralismo religioso, si quiere ser fiel al mensaje evangélico, tiene que mantener una actitud dialogante con los otros grupos religiosos de su entorno. La misma situación mundial hace ver la necesidad de una actitud de diálogo entre todas las religiones a fin de que se conviertan en plataformas de encuentro de paz entre los pueblos.