De pronto, una mañana, Eduardo despierta con una extraña sensación. Se siente raro... Por fin, decide mirarse en el espejo del baño y lo que ve frente a él le deja atónito. Ya no es un chico de doce años, normal y corriente. Eduardo tiene unas extrañas antenas, y un rostro que va adoptando la forma del de una ¡cucaracha! Y todo porque un matón del cole le trata como a tal. Pero descubrirá que convertirse de vez en cuando en cucaracha no es tan terrible.