Con diversión y algo de tristeza, valga la paradoja, y a ratos con ciertas dosis de fastidio, el autor explora en algunas de esas zonas que nos hacen ser como somos, es decir, tristemente divertidos, y hasta fastidiados. Aunque vislumbradas desde Cuba, dichas zonas pueden ser (re)visitadas en cualquier sitio de este mundo hasta hace poco considerado ancho y venturoso. Esperemos que pronto lo vuelva a ser, pero, mientras tanto, con una mezcla de absurdo y realismo, si es que alguien puede separar ambos términos, los cuentos y viñetas de José León Díaz nos conducirán por esos pasillos laterales que la burocracia, las convenciones, la política, la cultura, en fin, la vida, nos obligan a recorrer. Y en esos tránsitos siempre estaremos acompañados de innegable humor.