'El despacho del señor Calleja' es una burla a los procedimientos burocráticos y a los personajes que pueblan este mundillo un tanto mezquino que tan bien conoce el autor por haber sido funcionario. Podríamos decir que es la obra de un observador distanciado que ve el vivir absurdo de unas personas en un ambiente oficinesco y se ríe de ellas; lo cual no es más que una de tantas formas de ver las cosas que a uno no le gustan con un humorismo que podría denominarse de supervivencia.
Este humorismo de supervivencia está presente también en el segundo título del libro: 'Salir en la foto'. En esta comedia se muestran unos pesonajes y unas conductas nada edificantes, pero que el autor aborda con el mismo recochineo en su tratamiento, lo que hace que la obra pueda resultar muy divertida al lector o espectador, aunque después deje un poso un tanto amargo. En el fondo, al final de 'Salir en la foto' uno podría plantearse la pregunta de quiénes son peores, si esos políticos que más pronto o más tarde serán arrastrados por sus propias corrupciones, o aquellos que viven a su alrededor llamándoles lo que son, pero que en vez de luchar contra ello no lo hacen para poder sacar más partido a la situación.