Hay experiencias tan brutales, "golpes como del odio de Dios", que obligan a escribir sobre ellos.El sorpresivo e infame asesinato de mi hijo Juan Francisco y de sus seis amigos fue uno de esos golpes.
Un relato de profunda consideración biográfica pero construido como una novela. Una novela de pérdida, duelo y rabia que pone sobre la mesa la ilusión de unos cuantos de cambiar el país con las prácticas de la clase política y sus claroscuros.
Hay experiencias tan brutales, "golpes como del odio de Dios", que obligan a escribir sobre ellos. El sorpresivo e infame asesinato de mi hijo Juan Francisco y de sus seis amigos fue uno de esos golpes. Frente a él todas mis certezas y mi vida colapsaron. El hombre que era quedó, junto con su familia, roto, mutilado, deshabitado.
Con los restos de ese naufragio, al lado de un puñado de amigos que habían reaccionado al horror con toda la fuerza de su indignación y de su saber, fundamos un movimiento social y político, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que recorrió México y los Estados Unidos poniendo en el centro de la conciencia social no sólo el sufrimiento de las víctimas y su reclamo de justicia y de paz, sino también una propuesta para hacerlas posibles.
Como el poeta que, a pesar de ya no ejercer el oficio, sigo siendo, tenía que clarificar esos largos y dolorosos años a través de la escritura para, reuniendo los fragmentos de mi vida, rehacerme, entenderme y sanarme, si es posible eso, y, a través de ellos, clarificar y saber cómo viví ese episodio importante, en su inhumanidad y su grandeza, de la vida de México, y cómo entiendo su lugar dentro de una lucha que, por desgracia, no ha terminado. Con esta novela autobiográfica concluyo mi vida de novelista, una vida que quizá, si el tiempo lo permite, complete con una autobiografía, si es que una escritura puede dar cuenta de lo imposible: la existencia de una vida.
-Javier Sicilia-