Con menos recursos, la seguridad social ha mutado al concepto de protección social. La práctica política hace lo posible para multiplicar los subsidios directos en beneficio de los pobres. Tal despliegue concebido en el mejor caso como derecho, representa inusitadamente algunos peligros: los rasgos de la universalidad se re enfocan en una clase pobre, la otrora optimista previsión social avanza en dirección contraria a las instituciones políticas que la representan, como el diálogo social, la solidaridad y el reconocimiento progresivo de beneficios, visualizando exclusivamente un espacio fiscal para los no contributivos.