Siendo el autor joven, cuando un día se encontraba afligido por algo o por alguien, un gran poeta le aconsejó que no se enterase. Él trató de hacerlo, pero se sentía muy incómodo, como flotante, porque el cuerpo le pedía lo normal, alegrías y tristezas, las dos cosas, cada una a su tiempo, y llegó a la conclusión de que, si aquel poeta escribía buenos versos era, sin duda alguna, porque se enteraba; a un escritor le resulta muy difícil no enterarse aunque, con alguna frecuencia, tenga que compartir su vida con gente que no se entera.
Las memorias estrictamente autobiográficas una tercera parte de este libro no suelen molestar a nadie, porque les informan de algo que no les afecta, pero las otras, las del tiempo compartido por todos, pueden dar satisfacciones o hacer daño.
El autor no es partidario de extremos salvo en el trabajo, porque su vida ha estado inmersa en extremismos, y le dan dolor de cabeza las genialidades delirantes en cualquier campo; prefiere y admira la genialidad humanísima de Cervantes, al alcance de todos, y es superfluo añadir que estas memorias no son más que una mínima parte de los múltiples testimonios de una época parecidos o dispares, y que el autor ha intentado ser tan justo y piadoso como le permitía su naturaleza y la parcela de verdad que le corresponde y le debe al lector, y no pretende haber dicho la última palabra, ni la penúltima.
Medardo Fraile nació en Madrid (1925) y pertenece a la llamada generación del medio siglo (Aldecoa, Martín Gaite, Sánchez Ferlosio, Matute, Fernández Santos, etcétera). Se inició en el teatro como autor y fundador de Arte Nuevo, primer teatro de ensayo de la posguerra. Colaboró en él con Sastre y Paso y dejó una obra breve de éxito, El hermano, representada, radiada, televisada y publicada varias veces.
Ha colaborado en infinidad de diarios y revistas, dentro y fuera de España, y ha publicado más de treinta libros cuentos literarios y juveniles, novela, colaboraciones de prensa, estudios literarios, teatro, ensayo, los últimos de los cuales han sido Contrasombras(Pre-Textos, 1998), Ladrones del Paraíso (1999), La letra con sangre (2001), Escritura y verdad. Cuentos completos (2004) y Entradas de cine (2008). Ha sido Premio Sésamo (1956), Premio Nacional de la Crítica (1965), de La Estafeta Literaria (1970) y Hucha de Oro (1971) y han editado y estudiado sus cuentos, entre otros, Kurt Spang (Erzählungen, Reichenberger, Kassel, 1996), María del Pilar Palomo (Cuentos de verdad, Cátedra, Madrid, 2000), Pedro M. Domene (Descontar y contar, Veracruz, México, 2000, y Palabra en el tiempo, Batarro, Almería, 2005), José Balza y José López Rueda (Años de aprendizaje, Caracas, Venezuela, 2001), Ángel Zapata (El vacío y el centro, Fuentetaja, Madrid, 2002) y Jaime Nisttahuz (En Madrid también se vive en Oruro, La Paz, Bolivia, 2007).
Varias colecciones de relatos suyos, o cuentos sueltos incluidos en antologías colectivas, han aparecido en Argentina, México, Venezuela, Cuba, Bolivia, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Portugal, Suiza, Alemania, Polonia, Bulgaria, Irak, Egipto y Corea del Sur. Vive en el Reino Unido y es catedrático emérito de la Universidad de Strathclyde (Glasgow). El Gobierno español le ha distinguido con la Encomienda con Placa de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio y en Venezuela le fue otorgada la Orden de primera clase de Don Balthazar de León, y es Miembro Honorario del Círculode Escritores Venezolanos.
Augusto Monterroso ha escrito sobre él:
Fiel cultivador del género desde los inicios de su carrera de escritor, Medardo Fraile, el gran cuentista español, ha creado un singular mundo literario sobre la base de tres cualidades fundamentales: su impecable manejo del idioma, su inagotable capacidad de invención, y su profundo conocimiento de los seres humanos de todos los días, de esos que encontramos en las narraciones como si uno fuera uno de ellos, viejo ideal que sólo los grandes creadores alcanzan.
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