El personaje prinicipal, Campuzano, ignora que su amada doña Estefanía, le ha contagiado una enfermedad venérea de graves efectos físicos y psicológicos. Durante su estancia en el hospital será cuando escuche los coloquios de los perros, que por inverosímiles, causarán gran impresión en la vida del personaje. No dejará de escribirlos, maravillándose de lo sabio de los diálogos, propios de eruditos más que de animales. Confiesa sus imaginaciones a su amigo el licenciado Peralta, el cual, sin dejar de mostrarnos su jocosidad ante tal asunto, accede a leer el coloquio con la condición de que Campuzano deje de intentar convencerle de lo verídico del caso. El protagonista, que está convencido de que su vida a sido una vida de perros, se identificará metafóricamente con el perro Berganza, que será escuchado por el perro Cipión, su amigo Peralta. La metáfora está en la representación del perro como animal fiel y leal, que es la actitud de Campuzano para con la vida, y que es recompensado con ingratitud y a veces con crueldad. Se llega a cuestionar si existe diferencia entre la irracionalidad animal y la racionalidad humana.