Marcos, en la soledad de una desapacible tarde de invierno, evoca recuerdos de su niñez y adolescencia. En ellos aparecen personas entrañables y personajes, que recordará toda su vida.
En sus recuerdos están presentes las leyendas que escuchó, transmitidas de boca en boca; los datos históricos de los lugares que recorrió, y , sobre todo, su afición a observar el cielo. Todo ello vivido como una auténtica y apasionante aventura.
En El cielo que vemos un mundo de realidades y ensueños se mezclan para hacer las delicias de una época de la vida del protagonista, en la que las figuras de su abuelo y de Antonio, el de las estrellas, son determinantes.