Adoramos las frases hechas. Solemos recurrir a ellas para recordar que todo lo que nos pasa ya le ha pasado a alguien. Como las leyes de Murphy. Para cada necesidad, para cada momento hay alguien que ha acuñado una pequeña joya del ingenio. La gestión empresarial no es inmune a esta tendencia natural de los seres humanos a condensar en leyes las experiencias cotidianas; es más, es terreno abonado para ello. Las leyes citadas en el libro corresponden a experiencias vividas por el autor creando y dirigiendo empresas biotecnológicas. Todo parecido con una situación real es absolutamente intencionado. Adoramos las leyes porque nos ayudan a recordar que somos predecibles, nosotros y nuestras organizaciones, y a veces nos ayudan a quitarle hierro a los problemas e incluso a resolverlos.