Dos velas salpicadas de sangre, eso somos?, dos velas que derraman la cera en un gran charco de sangre. Recorremos una senda que no nos lleva a ningún lugar concreto; el tiempo que nos queda es aquel que tarde la llama encendida en acabar de quemar la cuerda. Obtuve las respuestas y eso sólo provocó que mi mente quedara colmada de preguntas, de incertezas e inseguridades?, porque ¿quién soy? ¿Quién es realmente la mujer que me acompaña? Aún queda demasiado papel en blanco porque lo que viví hasta hoy, parece ser un prólogo, una jodida broma de mal gusto? Lo que resulta aún más frustrante es que la tinta que tendré que utilizar de aquí en adelante para escribir mis noches la tendré que sacar de las venas de otras personas? Y digo bien: noche, porque el único fanal encendido que me queda es el de la luna, y en ese mar de oscuridad que me rodea, he de cicatrizar tantas heridas como deja la cera de mi cuerpo derretida e hirviendo en mi piel? Se acaba el tiempo, se funde? Están cerca.