Cuando en el siglo XIX los caminos de rueda sustituyeron a los de herradura, los Cosmen ampliaron la arriería con las diligencias e integraron las operaciones de comercio y distribución con el transporte de pasajeros. El know-how acumulado durante generaciones les permitiría desde 1912 afrontar con éxito la transición de la tracción de sangre a la mecánica: de las recuas y los carros a los camiones y autobuses. Fue el comienzo de una nueva historia de crecimiento e internacionalización que convertiría a aquella dinastía familiar en una de las multinacionales del transporte global más reputada, así como en pionera en la expansión hacia China de las empresas españolas.