En la leyenda El capitán Montoya, éste cree asistir a su propio sepelio (Aquél es su mismo entierro, / su mismo semblante aquél; / no puede quedarle duda, / su mismo cadáver es.), pero luego despierta y el mozo Ginés le dice que debe de haberlo soñado, pues él lo encontró tendido en la iglesia sin conocimiento. Al final, Ginés tiene una revelación propia de la literatura gótica.