"Siempre he creído tener algo importante que contar y compartir, pero entre el trabajo y la familia, no había tenido tiempo. El fallecimiento de mi hija a los treinta años me dio el toque de atención que necesitaba para encauzar mi vida. Porque esta no es más que un camino, un aprendizaje constante. Y el mío lo inspira mi hija Vane. A raíz de su muerte, la idea de compartir mis reflexiones, de querer contar mi experiencia y aportar algo a los demás, ha ido cobrando fuerza hasta convertirse en este "camino de la vida". Mi camino y su legado. Ella me ha inspirado, haciéndome ver que únicamente intentando convertir nuestra existencia terrenal en un verdadero paraíso lograremos la felicidad".
Así define la autora este hermoso libro en el que cada párrafo, cada ilustración, exhalan tranquilidad y optimismo.
Un madurado conjunto de ideas, reflexiones y pensamientos para ayudar a otros padres que también han perdido a sus hijos.
Un sencillo manual de instrucciones para mejorar nuestra vida interior que contiene todas las respuestas que a la autora le hubiese gustado tener de joven.