Cada pueblo tiene su cuneta, su fosa común y su santuario. Que nadie se canse de investigar, lo malo sería cansarse de escribir sobre los despropósitos fiambres de las guerras civiles.
Las leyendas sobre los maquis siempre estaban en otras partes, Asturias, León, los Picos de Europa, la sierra de Gredos, los Pirineos
Siempre en otros lugares, respirando otros aires, escapando de otras emboscadas. Vivir abrazado al Andévalo occidental por la cintura del río Guadiana, rozarse los pies en los vados inclinados de los cabezos, a no más de treinta kilómetros de Ayamonte, y no saber que la partida de Francisco el Cerreño resistió en la zona de la sierra de las Tres Piedras, sierra del Telar, Castillejos, el Granado, Zalamea la Real, llegando a veces hasta Niebla, es ser un inculto analfabeto de la resistencia.