Pero cuando vio a Raven de Chirk, con su larga melena castaña y femeninas curvas, apenas pudo contener las apasionadas emociones que atenazaron su cuerpo. La traición de la joven, doce años antes, le había transformado en un hombre despiadado y curtido en la guerra, para el que el amor no significaba nada. Por ella, había jurado no volver a confiar en una mujer y tomarlas para su propio placer, pero sólo Raven podía desatar la pasión de su cuerpo, la compasión de su alma, y el amor de su corazón.