«A Guillermo Moreno le fue asignado el rol de verdugo de los hombres de
negocios, entre otras cosas, porque realmente está convencido de que la
Argentina necesita una economía dirigida y precios administrados. Sin
embargo, en muchas ocasiones, cada embestida del ferretero del poder va
acompañada de una táctica gubernamental que busca ganar participación en
las compañías, casi siempre a través de empresas afines al matrimonio
Kirchner. Varias multinacionales han recibido, mientras soportaban
multas, inspecciones o aprietes de la Secretaría de Comercio Interior,
propuestas de compras de parte de la estatal Enarsa o empresas de muy
buena relación con el kirchnerismo.
Roberto Lavagna fue el primero en admitir públicamente esta tendencia
desde el núcleo mismo del poder, cuando renunció a su cargo denunciando
al "capitalismo de amigos". Es el modelo Putin o «corrupción a la
italiana», ampliamente superador de las clásicas desprolijidades
menemistas, pródigas en pedidos de coima