El beso. La escultura en la que Camille Claudel quiso encarnar a la Aurora, los comienzos del intenso amor que compartió con el escultor Augusto Rodin.La edad madura. El otro extremo del camino, en la que nos muestra el Ocaso, el final del mismo amor.Dos obras maestras que definen la autobiografia de una mujer tenaz, que tuvo el infortunio de llegar a este mundo antes de tiempo, cuando a la mujer no le estaba permitido ocupar un lugar que la encorsetada sociedad del final del siglo XIX solo consentia al hombre.Camille Claudel, antes de ser una famosa escultora, fue, simplemente, una mujer. Una mujer que decidio enfrentarse tanto a aquella sociedad, como a su familia, para defender el derecho a vivir su propio destino, sin detenerse a pensar en el precio que acabaria por pagar.