Colorado Larrazabal es un expolicía peruano negro, de origen vasco, que ha abandonado su Lima natal tras haberse enfrentado a un caso de corrupción en la época de Fujimori.
Sobrevive en Madrid, en el barrio de Lavapiés, haciendo trabajos ocasionales para el abogado peruano Tejada, también expatriado, y mantiene una relación sentimental semi-clandestina con una joven marroquí, Fátima.
Tras resolver el secuestro del padre de Fátima a manos de unos delincuentes de poca monta, su casera le encomienda ocuparse del caso de su sobrina, una joven periodista a la que todos los indicios señalan como única sospechosa de la muerte de una célebre agente literaria, Laura Olivo, con la que estaba viviendo un tórrido romance.
Mientras Larrazabal se adentra para su investigación en el mundo de las agencias literarias y en el lado menos amable del ambiente editorial, el lector se asoma a un entretenido fresco de escritores reconocibles y desencantados, novelas perdidas y ambiciones frustradas.
Larrazabal es un buen policía y sufre la perplejidad que le causa un mundo complejo en el que se siente desplazado y donde a veces lo que no vemos está justo delante de nuestros ojos. Personajes verosímiles, diálogos ágiles, ambientes reconocibles, una sutil ironía y una estructura muy bien construida llevan al lector con mano maestra de sorpresa en sorpresa ofreciéndole también materia para la reflexión. Como en los mejores clásicos del género.