Lo del orden se nos ha ido ya un poco de las manos, probablemente porque, ahora que parece imposible acceder a una educación, un trabajo o una vivienda digna, resulta alentador pensar que podemos controlar nuestra vida girando diez grados el sofá y encajando veinte jerséis en una balda del armario. En cualquier caso, a la resistencia del desorden le faltaba un líder, pero Jennifer McCartney ha llegado para sumar adeptos a la causa del caos y la anarquía, la acumulación y la arbitrariedad.
Si ya hace tiempo que no ves el suelo de tu cuarto y todavía guardas aquella camiseta que tus abuelos te trajeron de Benidorm, no te preocupes, no pasa nada malo contigo. Respira, haz desaparecer tu lista de tareas y ve a leer este libro a algún lugar donde corra el aire y los niños jueguen. El mundo no se va a parar.