Se puede decir pues que Sun Tzu marca las líneas a seguir y que Sun Bin desarrolla algunas de ellas y toca nuevos aspectos.
Al igual que en Sun Tzu, en Sun Bin las directrices que marcan la obra, van más allá de los planteamientos militares y son aplicables a varias facetas de la vida, son pura estrategia.
La estrategia es aplicable a todo, por quienes sepan entenderla, pero sobre todo es en la competencia de los negocios, en la política, en la diplomacia, en la guerra, en el comercio, en el deporte y en las empresas, donde más éxito ha tenido, al ser aplicada por sus líderes.
La visión propia que refleja esta obra, es la del pensamiento global de los chinos de la época, según la cual, el mundo es un todo dinámico, donde el ser humano puede interactuar y si lo hace en consonancia con las leyes universales, las leyes del Tao, alcanzará el éxito; mientras que si las ignora, perderá.
SUN BIN, estudió el arte de la guerra con el maestro Wang Li, un sabio taoísta, conocido como el "Maestro del Valle del demonio". Uno de sus compañeros de Pang Juan, al terminar sus estudios fue nombrado General del estado de Wey, y al conocer la superioridad de Sun Bin en las artes de la estrategia le tendió una trampa para eliminar a un posible competidor.
De esta forma lo llamó a la corte de Wey para trabajar como consejero militar y una vez allí lo acusó de traición. Juzgado y condenado injustamente, Sun Bin fue marcado como proscrito con tatuajes en la cara y se le cortaron las dos piernas por debajo de las rodillas.
A partir de estos momentos recibió el nombre de Sun Bin (Sun el mutilado). Poco después, Sun Bin conoció al embajador del reino de Qi, que apreciaba mucho los conocimientos de estrategia, y que quedó tan impresionado por sus conocimientos sobre artes militares, que le ofreció el puesto de General. Sun Bin lo rechazó, alegando imposibilidad física para llevar a cabo el cargo, pero sí aceptó el cargo de Consejero Militar del General Tian Ji, junto al cual desarrolló más adelante todas sus estrategias en campaña.