La rápida evolución de la carrocería ocasionó que las ordenanzas del gremio mexicano tuvieran que ser sustituidas en tres ocasiones en un siglo, de forma que, al final del periodo virreinal, se debatió en el marco académico el concepto mismo del coche, entendido como una obra de arte total y cuyos autores fueron comparados con ingenieros y arquitectos. Ello prueba la inmensa significación que el carruaje alcanzó durante el Neoclasicismo, al igual que la proyección de la carrocería virreinal hasta bien entrado el siglo xix, tiempo después de producirse la independencia de México.