El autor, llega muy lejos en su objetivo de mostrarnos el camino: Hemos de tomar conciencia de que somos los hacedores y no meros observadores de los acontecimientos externos. Lo que supone literalmente un salto enorme en como contemplamos el mundo y a nosotros mismos, por lo que podemos mirar este hecho sabiendo intuitivamente que es verdad, y, aún así reaccionar con resistencia pues resulta más cómodo volver a la seguridad de nuestra pequeñez que asomarnos a la grandeza inconmensurable de nuestra autentica realidad. Sin duda esta es una verdad que puede resultar incómoda porque apunta a tomar plena responsabilidad en nuestras vidas y abre al mismo tiempo horizontes de curación ilimitados.