Kate acaba de casarse con Robert Finche, el hijo de un rico comerciante de especias, y ha conseguido liberarse por fin de su insoportable tía. Cree que su sueño de formar una familia feliz está a punto de cumplirse. Sin embargo, el Gran Incendio arrasa la ciudad de Londres y, con ella, el almacén de especias donde los Finche habían invertido todo su patrimonio y la casa familiar. Kate y su marido tendrán que empezar de cero y luchar por ganarse el sustento en una ciudad destruida donde proliferan personajes sin escrúpulos. Como hiciera en La hija del boticario, Charlotte Betts logra que el lector viaje con los cinco sentidos a una época clave para la capital británica.