Mientras tanto, los pasajeros de un avión privado parecen haberse desvanecido a 11.000 metros de altura. En su última comunicación, el piloto afirmó entre aullidos de dolor que su cuerpo se estaba derritiendo. Y ése es el destino que espera a gran parte de la humanidad a menos que Dilara y Tyler consigan detener a Sebastian Ulric, un fanático religioso que ha logrado hacerse con un arma antiquísima y con un poder de destrucción bíblico.